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domingo, 2 de marzo de 2014

23-F: GOLPE DE ESTADO A LA CERTEZA.

Con la perspectiva que da una semana de distancia desde la emisión del famoso "Operación Palace" de Évole, me veo con una opinión más o menos formada sobre el asunto como para poder comentarla aquí sin miedo a que mañana la cambie de nuevo.

En realidad se trata de una reflexión ,en términos generales, sobre lo que de notoriedad y repercusión tuvo el documental, no documental o mockumentary... cada cual que elija. En ningún caso me atrevo a juzgar lo que puede hacer o dejar de hacer Jordi Évole puesto que no estoy dentro del grupo ni de la productora,  no sé cómo se gestó, ni de qué manera; pero sí sé que Evole, a fin de cuentas, es tanto y tan poco como un profesional del medio televisivo que rinde cuentas en forma de porcentuales cada semana, y en este sentido el famoso "OP" ha cumplido más que con creces ese objetivo.

Primero, y como única opinión que con certeza he sacado de todo este jaleo mediático es la de que no entiendo y jamás entenderé a la gente que se echa las manos a la cabeza por este programa o cuestiones similares. No puedo entenderlo. El documental en sí puede haberte gustado, no gustado, decepcionado, haberte hecho sentir engañado o parecerte una obra de arte (en mi caso existe una cierta mezcla de todo esto que no logro poner en orden), pero me parece acojonante que se pueda pasar de cualquiera de estas reacciones a subir el nivel y convertir la famosa emisión en un tema de Alerta Nacional. En España, creo, sigue habiendo mucho "perdonavidas", mucho purista de libreta en mano que a la que te descuides y te salgas del camino andado te estarán leyendo la cartilla parapetados detrás de columnas de opinión, diarios digitales o webs especializadas. 

Personalmente, como decía, sobre este asunto sólo tengo claro que no soporto a los puristas de manos a la cabeza. Ésta es la única opinión sólida y formada que me ha aportado el asunto.

Creo que "OP" pasará o ya ha pasado a la historia como una de esas emisiones que todos recordaremos dentro de muchos años. Por esa parte me crea un cierto halo de romanticismo el ver la fuerza que tiene la tele, o mejor dicho que sigue teniendo, y me hace recordar episodios de mi infancia donde la televisión tenía verdadera importancia en la vida social de este País. Entre ellos recuerdo episodios con algún mago español, alguno extranjero y también a Anthony Blake...

Para acabar me gustaría decir, desde el gustazo de saberme demagogo, que darle semejante importancia a este asunto me resulta, cuanto menos, de ser de "conciencia distraída" teniendo en cuenta la situación de la gente en este País, la de la gente de otros países que intentan contra pelotazos de goma venir a éste, o la del conflicto en Ucrania... Pero sí, ese ya es otro tema.


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