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martes, 16 de septiembre de 2014

MANEL IGLESIAS: UN HOMBRE DEL OFICIO.

Hoy os dejo una entrada del amigo Manel Iglesias. Profesional de los que estuvo presente en la puesta en marcha de las generalistas nacionales. Entre otras es director de diferentes galas de los Goya o productor ejecutivo de Gran Hermano 1 y 2. Merece la pena; el texto y él mismo. Disfrutadla.


La TV: Un oficio del siglo XX

Debo dar las gracias porque soy un privilegiado, y me siento muy agradecido por ello. He tenido la suerte de poder trabajar en lo que me gusta durante los últimos 30 años de mi vida, y además, desarrollar mi trabajo con la libertad que me daba hacerlo como free lancer, es decir, como profesional independiente, lo que me ha dado la posibilidad de conocer muchas emisoras y productoras de TV y sus diferentes sistemas de producción, además de viajar muchísimo y estar en lugares a los que nunca hubiese llegado aunque hubiese visitado como turista los países dónde se encuentran, y conocer gente con muchísimo talento en las más variadas artes escénicas y culturales; Desde músicos nacionales e internacionales, showmans y comunicadores de todo tipo, actores y actrices, directores de cine, escritores, etc, hasta astronautas, científicos, deportistas o premios Nobel, junto a otras personas que, aunque   más anónimas, tienen tanto o más talento y valor humano que las conocidas por el gran público. Son gente que me han enseñado muchas cosas a nivel profesional, pero que además, me han hecho crecer personalmente; y todo esto hubiese sido mucho más difícil si no trabajase en un oficio como al que tuve la suerte de pertenecer: El oficio de hacer TV.  

Cuando empezamos en esto éramos muy pocos. Solo existía TVE y alguna TV autonómica con lengua propia, las privadas estaban todavía a un lustro de estrenarse y la TDT no era ni una hipótesis. Eran mediados de los 80 y la profesión era muy diferente a lo que es hoy en día, tanto técnicamente como en las diferentes responsabilidades de la misma porque, generalmente las TV eran gestionadas por profesionales del sector, mientras que la publicidad no había impuesto aún su ley en las parrillas. Nosotros no fuimos los pioneros en este oficio, pero sí fuimos testigos y cómplices de su desarrollo. El soporte fotoquímico estaba dando sus últimos coletazos ante el empuje y la rapidez en los procesos del electromagnético como paso previo al digital, mientras que los contenidos, sus expectativas y objetivos eran totalmente distintos, y  la presión comercial era incipiente aún. En aquel tiempo la producción todavía era lineal y todo era mucho más artesanal, con procesos más lentos y caros, por lo que el oficio y el conocimiento eran fundamentales para llevar a buen término cualquier proyecto de una manera rápida y rentable, la experiencia era muy valorada y había mucha demanda de profesionales; había mucho trabajo y éramos muy pocos.  Fueron buenos tiempos.   

Después de diseñar y ejecutar muchos programas en directo para cadenas comerciales y productoras de España y Portugal, y de haber trabajado durante años como realizador y director de programas en diferentes géneros de la TV,  me especialicé en un tipo de producción que me resultó muy gratificante y a la que me he dedicado últimamente; las retransmisiones en directo de grandes espectáculos, dónde todo el esfuerzo realizado en la preproducción, se  materializa en un solo día en un show de dos o tres horas, dónde equipos muy numerosos de personas se sincronizan con armonía y efectividad y donde el nivel de profesionalización es muy alto, ya que trabajas con presupuestos algo más holgados (aunque ya no tanto), siendo un proceso emocionantemente creativo durante toda la preparación del evento, para terminar eclosionando en una sola toma y delante de un público que generalmente suele pertenecer al cine, la radio, la TV, la música, etc, y que asisten con respeto al trabajo en escena de artistas de todo tipo, mientras la verdadera coreografía está oculta al público, y se realiza detrás de  los decorados con centenares de movimientos coordinados en el Backstage, pero casi nunca bien ensayados por falta de tiempo, en un derroche de adrenalina que os aseguro que crea adicción. Los premios Goya, los Ondas y otros diferentes shows, son un ejemplo de este género en España, inspirados siempre en los realizados en Estados Unidos pero con una mínima parte del presupuesto de aquellos. Y eso siempre se nota.

Me encantaría trasmitiros las sensaciones vividas antes del inicio de cada espectáculo. Esos instantes previos donde la mariposas revolotean en tu estomago cuando todo está en calma, mientras  los artistas se visten y se maquillan, se limpia el escenario y tú tienes todo o casi todo preparado para empezar. Es como la calma previa a la tormenta, como si una energía colectiva confluyese en un mismo tiempo y espacio del universo, provocando una energía aún mayor. Y así es.

Sí, soy un privilegiado por poder pasar por todos estos procesos una y otra vez y terminar en un avión de regreso a casa disfrutando de tantas y tantas sensaciones vividas y con la gratitud de haber conocido gente que te ha  regalado su profesionalidad y llenado de humanidad. Es un género dónde la calma y el temple son propiedades esenciales ya que, como director y realizador, tu estado anímico se contagia al resto del equipo. Bueno, eso pasa en casi todas las facetas de la vida pero quizás en esta profesión todavía más.  Si eres un director seguro, el equipo aunque sea inexperto tendrá siempre en ti una referencia, funcionará como un reloj y con la sincronía necesaria para que toda fluya con armonía y efectividad, pero lamentablemente, lo contrario también ocurre. He visto buenísimos equipos y muy profesionales yendo de un lado para otro dando palos de ciego bajo las ordenes de un responsable especulador e inseguro, y sin embargo, equipos inexpertos dándolo todo y funcionando sincrónicamente con una dirección efectiva y armónica. Evidentemente, la actitud y personalidad de un profesional referente se extrapola al funcionamiento del equipo.

La gente piensa que cuando estás en el control, realizando la mezcla, es el momento más complicado y no es así, ya que si has podido organizar el escenario y hecho la puesta en escena, lo tienes todo clarísimo y solo estás pendiente de una desincronización o un accidente, porque al haber diseñado la escaleta y haberla implantado en el espacio, sientes la estructura, fluye dentro de ti y las situaciones se van sucediendo tal y como las has ordenado y organizado. Durante el directo solo mezclas lo diseñado en el espacio previamente y además, debe plantearse como si fuera una obra de teatro, preocupándose tanto del público asistente como el de TV, porque la atmosfera que consigues en la sala se suele percibir en los hogares y, por lo tanto, no debe haber ni un  segundo de descanso en la escena, para que siempre la atención del espectador se vea recompensada..  El verdadero trabajo es organizar los personajes en base al contenido para poder luego, con tu equipo, trasladar todo lo que pasa en el escenario y en el público asistente a los espectadores. Es un momento mágico en el que puedes estar en dos sitios a la vez, en el lugar donde se desarrolla la producción y en los hogares; y ese sí que es un verdadero privilegio, ya que nuestra misión es transmitir a la audiencia, el talento de todos los artistas que están sobre las tablas, y mostrar su arte sin que se note en exceso nuestro trabajo; como un director de orquesta que no hace música pero que convierte todos los sonidos individuales en una sintonía audible. La retransmisión en directo de un gran evento es un momento único dónde todo lo que has imaginado, negociado, conseguido, sufrido y aceptado se hace realidad, y donde aprecias la profesionalidad de todos y de cada uno de los miembros de tu equipo y su empatía contigo y con el proyecto. Es un momento dónde toda la energía creativa de decenas de profesionales y artistas confluye en la pantalla.

Si tengo que contaros alguna de las conclusiones a las que he llegado a lo largo de todos estos años, resaltaría con especial énfasis que cuanto más grande es el artista o el profesional con el que trabajes, más humilde será en el trato con el equipo. Lo malo es que al revés también suele ser verdad.  Hay montones de anécdotas que corroboran esta conclusión pero os voy a contar solo una: En una ocasión tuve la inmensa suerte de convivir durante una semana en el Starmus Festival con nueve astronautas que pisaron la luna, entre los que se encontraba Neil Armstrong, y con los cosmonautas rusos de la carrera espacial, que no se conocían personalmente, además de varios premios Nobel de astronomía, eminentes científicos y músicos como Brian May. Durante ese período compartimos mesa, viajamos en autobús, en avión y vimos juntos la puesta de sol y las estrellas en diferentes lugares. Si supieseis la ternura y humildad tan grande que mostraban entre sí y con nosotros gente tan grande en la historia de la humanidad… eran tan trascendentes y profundos; ellos sí que habían visto cosas que nosotros no creeríamos y sin embargo eran tremendamente espirituales, humildes y derrochaban amabilidad. En una ocasión le preguntamos a Neil Armstrong mientras comía, si necesitaba algo más, y él se quedó pensando y dijo: “¿Puedes devolverme la Vida? ”… Nos quedamos en blanco, petrificados. Nosotros le hicimos una pregunta banal y él, un hombre tan importante para la historia como Cristóbal Colón, nos contestó con una espiritualidad impensable. Un año después murió. Nunca lo olvidaré. 

Anécdotas como esta hay montones y no quiero eternizarme, pero quedaros con que a la gente se le puede conocer por cómo trata a los que trabajan con él. Cuando sabes quién eres y lo que haces, no necesitas reivindicarte ni demostrárselo a nadie con prepotencia y autoridad, y no necesitas trabajar el miedo en tu equipo sino el respeto, y eso se gana día a día, mientras que si tienes dudas sobre ti mismo, intentarás mirarte en los ojos de los demás, aparentar quien no eres en realidad, e imponer tu criterio sin escuchar las opiniones de los que te rodean. La profesión se puede aprender porque es un oficio, pero para saber trabajar en equipo, o naces con esa capacidad o no hay nada que hacer. 

Cuando trabajas de Free lancer vives tan pendiente del teléfono como cualquier artista, y eso solo lo puedes hacer cuando ya llevas unos años en la carretera, ya que de otro modo resulta imposible sobrevivir por la separación en el tiempo de los trabajos, y más en este momento que nos toca vivir. No se debe confundir con la realidad laboral de hoy en día, donde te contratan y te echan a la calle hasta que encuentras otro sitio donde trabajar. Un free lancer es, o era al menos, una forma de vida laboral elegida, que demuestra una gran valentía y seguridad en sí mismo, y que permite compaginar la vida personal y profesional, porque hace mucho que ser rico es tener tiempo y no dinero. Pero también resulta muy fácil hacerte daño porque vives de tu prestigio y esto, en muchas ocasiones y aunque parezca mentira, no depende solo de ti. Hay gente con mucho talento que no tiene ni una sola oportunidad y mucha gente con ausencia de él que se mantiene durante años en la profesión. 

Cuando empezaba este siglo, todos los profesionales que trabajan en esta industria estaban o querían estar metidos en productoras y en cadenas de TV, sin embargo, el mercado en Estados Unidos era diferente, ya que allí era mucho más dinámico y había un amplio mercado de especialistas. Y yo me fijé en la producción americana y pensé que ese modelo laboral era el que se iba a implantar en España con el tiempo dadas las excesivas plantillas y los costes laborales de la gente, pero me equivoqué. Olvidé que este país era diferente.

Hubo un tiempo en el que parecía que el mercado tendía hacia esa especialización, pero la entrada en bolsa de los operadores cambió la tendencia, ya que redujo la inversión, orientándola hacia una TV mucho más económica para hacerla más rentable, además de la incorporación al mercado laboral de muchísima gente nueva que la industria no pudo asumir. Mucha más oferta de profesionales y muy poca demanda laboral ocasionó una caída de salarios generalizada, que junto con la condensación de las emisoras en pocos grupos empresariales, redujo la producción de programas a pocas empresas satélite y se agudizó con el cambio de sistema económico de 2007, lo que provocó la tormenta perfecta. Se sumó una crisis global a la ya iniciada en el sector audiovisual. Ahora, un profesional independiente tiene muy pocas posibilidades de trabajo si no está bajo en la órbita de determinadas corporaciones.  

Sin embargo, a pesar de la situación actual de la industria, esta es una profesión  que, como la vida, ha evolucionado o degenerado según como se mire y quien lo diga, pero que en cualquier caso, a mí no ha hecho más que hacerme crecer como persona, sintiéndome tremendamente agradecido a todos y cada uno de los grandísimos compañeros con los que tuve el placer de trabajar durante todo este tiempo y sin los cuales yo no hubiese podido hacer nada, porque el trabajo en TV es, ante todo, una sinergia entre muchos  profesionales para llevar a buen término un proyecto, casi siempre liderados por un profesional que, por su experiencia y actitud, condensa toda la energía negativa y la transforma en positiva, es decir, filtra las presiones que recibe y mantiene al equipo a salvo de las cosas que solo debe saber él, para que éste trabaje lo más tranquilo y libre posible. Es un oficio que solo si lo amas podrás resistir todas las horas que echas en él y superar todas las desilusiones que puedas sentir, porque seguro que si lo aprovechas bien, enriquecerá tu vida. Hay muchos mundos diferentes en esta profesión y solo hay que encontrarlos.

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